Busco una
imagen en mi memoria mientras escribo para ti un dulce texto enamorado,
escarchado de tristeza y de deseo desangrando mi alma a los ojos de la gente.
Voy montado
en el lomo de una nube, y te miro con los ojos fríos del desierto, volcando
aquí lo que mi alma escupe con la
esperanza de que llegue a tu corazón.
Porque este
texto que escribo despacio es una luna reflejada en un charco, para que tú
vayas y lo leas como has hecho siempre, en silencio, casi a escondidas.
Tan a
escondidas como ese rato que pasamos casi a diario fumando un cigarrillo en
cualquier esquina de tu barrio, donde disimuladamente te espero con la ilusión
de un niño.
Quiero ver
tu corazón de madrugada, quiero que mi piel se reencarne en verso en nuestras
noches y mi voz vuelva transformada en mil risas mezcladas con las tuyas.
Quiero ordeñar la fragancia del viento, quiero
acariciar el pelo sazonado de la vida pero junto a ti.
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