viernes, 2 de noviembre de 2012

TU ADIOS...



Amanece entre la lluvia y el viento. 

Ahora las noches son frías y recuerdo mi luna, su frío, el calor que he guardado tantas veces para ella y que ya nunca le podré dar.

En tantas noches en las que dormí con un beso que moría en mi boca entre el arrullo de la nostalgia y el silencio. 

Pienso también en que me gustaría abrazarla y el hueco que encierran mis brazos se llena de su nombre mientras  la llamo entre palabras que no tienen respuesta.

Maldigo entre dientes ese sentimiento de tristeza infinita que me envuelve. Quiero apartarlo y no puedo.

Es tan poderoso como su recuerdo y yo, ahora apenas tengo fuerzas. Las perdí entre los restos de esperanza mientras me ahogaba entre emociones. 

Ahora sé que no sirvo para un amor de horas concertadas dejando que mi vida se quede suspendida en el vacío entre un encuentro y otro. 

Ahora se que aquel azul se hacía un poco mas inalcanzable, un poco más lejano cada día.
Quizás no lo merecía pero siempre quise un poco más, necesitaba un poco más. 

Tengo miedo, miedo de no poderlo resistir, del recuerdo de un pelo que nunca volverá a enredarse entre mis dedos, de no poder volver a seguir los restos de su olor entre las sábanas, de los tiempos que vendrán, de que todo se lo lleve el viento, de las noches sin luna y sin estrellas.

Recuerdo a Benedetti y pienso que no he sido prudente al marcar las huellas por donde debía regresar, dejando que las borraran mis nostalgias, dejando que el paisaje ya no fuera mío, un paisaje en el que me sentía un poco mas perdido cada día. 

Abrazo emocionado el recuerdo de todo aquello que tuve y que ya nunca volveré a tener, mientras escribo con mis lágrimas la palabra adiós sobre el cristal de la ventana.

Luego doy media vuelta sabiendo que todo acabó y me pierdo silencioso entre la bruma, mientras el llanto y la lluvia se entremezclan  resbalando por mi cara…
 


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