No
resuena tu voz entre las paredes de mi alma, tan solo tengo el recuerdo de las
imágenes de nuestras tardes en el planeta naranja.
Está
tan callada la casa, es tan frío el silencio y tan amarga la suerte que ya no
me quedan ganas de seguir escribiendo.
En
este silencio maldito escucho mi corazón gritar tu nombre y me muero de ganas
de ver de nuevo tu imagen quieta y fría de tu mundo totalmente aparte del mío.
En
esta soledad oscura busco a tientas tu retrato lo encuentro en mi mente donde
lo grave una y mil veces.
Tu
rostro me da el calor que me acompaña en mi tristeza lo miro y mis ojos lloran al
acordarme de ti, de tus besos, tus caricias dirigidas a mis sentidos.
Mi
corazón grita tu nombre mi mente se vuelve loca no puedo dejar de hablarte cada
vez que tu luz se enciende.
Soy
cautivo de mis textos aquellos que te embrujaron y te contaron mi vida, y aun
así soy feliz de serlo tan solo por ti.
La
casa sigue callada el silencio es aún más frío ya no existe la suerte hoy no he
conseguido verte.
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