Hay momentos en la vida que consiguen marcar un antes y un
después.
Son esos momentos en los que lo acontecido deja la vida
patas arriba, con el alma vacía, con el aire enrarecido y sin fuerzas para
salir del hoyo en el que te encuentras.
Son momentos en los que tu vida se convierte de un minuto al
siguiente en una casa en ruinas y todo lo que te rodea adquiere tonalidades
grises.
Es entonces cuando toca sacar fuerzas de flaqueza y pensar
que aunque no lo creas a tu lado hay quien está dispuesto a prestarte los cubos
de pintura, las brochas, los pinceles e incluso sus manos para volver a pintar
la realidad de colores, para volver a pintar sonrisas que siempre son gratis,
aunque a veces parezcan un artículo de lujo.
Así que venga...toca levantarse, afrontar la realidad gris y
pintarla de nuevo.
Piensa que ahora juegas con la ventaja de todo lo aprendido,
eso que se aprende mejor a base de errores, porque las personas aprendemos
mejor de los malos ratos que de los buenos.
Vuelve a valorar lo bueno de tu vida que seguro que lo
hay...que sí, mira bien...seguro que en el rincón que menos esperas hay algo
que te devuelve la sonrisa, esa que ahora parece haberse ido de vacaciones.
Haz tu lista de prioridades, de cosas buenas, ya verás que
poco a poco ésta se va engordando.
Y si quieres, hazte otra de las cosas malas, esas que ahora
te tienen vacía el alma y de una en una ve afrontándolas y tachándolas de la
lista.
Veras como poco a poco todo lo oscuro se va convirtiendo en
una escala de grises y después, con el tiempo en un maravilloso arco iris.
Se puede...aquí tengo las brochas, la pintura, el cariño,
las sonrisas, las risas a carcajadas especiales para rellenar vacíos, te las
presto.
Te ayudo a pintar?
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